Page 48 - El enclavamiento hidráulico de Algodor
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           La Mikado del Tren de la Fresa, visitante habitual de la  La taquilla guarda aún el estilo original.
           estación.


               Desde por la mañana, en la llanura, debajo de los muros  entorno de la estación aparecía abarrotado por las gen-
               de la Ciudad Imperial, se veían lujosos doseles cubiertos  tes de Toledo; incluso los árboles estaban copados. El
               con terciopelo carmesí -con franjas y grandes borlas de  telégrafo anunció la inminente partida del convoy regio
               oro-, así como banderas y escudos de armas, todos ellos  desde Aranjuez. Pocos minutos después de las seis el gri-
               ubicados ante la puerta principal de la estación toleda-  terío, los vítores y las aclamaciones del pueblo saludaron
               na, que aún no estaba concluida. A su abrigo, un altar y  la llegada de SS. MM.
               un trono dispuesto para Su Majestad Real Isabel II de
               Borbón, que se acercaba por primera vez a la ciudad de  El tren lo componía una locomotora de vapor, varios
               los grandes reyes de Castilla.                       carruajes de primera y segunda clase y el coche real.
                                                                    Conforme a los deseos de Isabel II, don José de
               Al frente, al otro lado de la vía, estaba la capilla, bajo  Salamanca -que esperó el convoy en Aranjuez- viajó en
               cuyo techo habían colocado el altar donde lucía el cru-  primera, acompañado de los ingenieros Page y
               cifijo de oro y seis candelabros propiedad de la Catedral.  Retortillo, al igual que los ministros de Gracia y Justicia,
               Alrededor se veían bancos para los canónigos y presbíte-  Fomento y de Guerra. El coche real iba ocupado por Sus
               ros y un gran sillón destinado al cardenal arzobispo Fray  Majestades y Altezas, la camarera mayor, la duquesa de
               Cirilo Alameda.  Tras el trono, se había dispuesto la  Alba, el aya del Príncipe, la marquesa de Malpica, el pre-
               estancia en que deberían descansar Sus Majestades y  sidente del Consejo de Ministros y el nuncio de Su
               Altezas Reales y el "buffet" para las reales personas.  Santidad.

               En el ala izquierda de la estación, dos grandes salones  Por fin, y tras atravesar Algodor, llegó la comitiva.
               debían recibir al público después de terminada la cere-  Cuentan las crónicas que la Reina lucía mantilla espa-
               monia. En uno de ellos, alfombrado, debía celebrarse el  ñola, mientras que su marido vestía uniforme de capitán
               baile, a cuyo efecto se dispuso una banda de música; en  general. El Príncipe de Asturias, aún niño, iba en brazos
               el otro, el espléndido "buffet" con el que Salamanca  de una robusta nodriza asturiana ataviada en su traje
               obsequiaba a las dos mil personas invitadas, cuyo núme-  regional. Bajo el dosel, el presidente del Gobierno,
               ro se vio ampliamente superado.                      Istúriz, se colocó a la derecha de la Reina, y monseñor
                                                                    Barilli a la izquierda del Rey.
               El Ayuntamiento de la capital puso a disposición de las
               autoridades eclesiásticas todos los carruajes necesarios  Salamanca hizo traer de Madrid una orquesta que, junto
               para su traslado a la estación. A las tres de la tarde el  a los músicos de la Catedral, entonaron el "Veni Creator
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