a creación del Museo del
Ferrocarril de Madrid, al igual que en el resto de Europa, vino
marcada por la celebración de los centenarios de las grandes
líneas. Los más antiguos fueron en Inglaterra, en 1925, con la
conmemoración de la línea de Stockton a Darlington y en 1930 la
de Liverpool-Manchester. En España, sería en 1948 con la línea
Barcelona-Mataró.
En todas las ocasiones estas celebraciones venían acompañadas
por el montaje de una gran Exposición en la que se mostraban
piezas y elementos históricos al tiempo que se exhibían los
últimos avances tecnológicos, tanto en material rodante, como en
infraestructuras. Estas exposiciones serían el embrión de los
futuros Museos.
En 1948, la conmemoración del centenario del ferrocarril
Barcelona-Mataró, dio lugar a la organización, entre otras
actividades, de una gran exposición en el puerto de Barcelona,
donde de forma similar a como se hacía en el resto de Europa, se
exhibieron aquellas reliquias ferroviarias más significativas,
pero sin olvidar la situación del ferrocarril en aquellos
momentos.
Esta exposición sirvió para alentar la creación de un Museo
del Ferrocarril Español. El proyecto, aunque se tomó con mucho
entusiasmo, no volvió a retomarse hasta 1964, cuando se cumplían
los centenarios de algunas de las grandes líneas férreas
españolas, como la de Madrid-Zaragoza y Madrid-Irún. Es en estas
fechas cuando Renfe retoma de nuevo la creación de un Museo del
Ferrocarril, dando estudio al proyecto inmediatamente. Hubo que
salvar la dificultad de conseguir un local adecuado, que
reuniera unas condiciones mínimas y se pensó que las
instalaciones capaces de responder a estas exigencias deberían
ser antiguas estaciones, depósitos de máquinas o talleres que
hubieran dejado de prestar servicios.
En esos años no estaba disponible en Madrid ningún espacio de
estas características, por lo que y como fase inicial que
permitiera concentrar de nuevo las piezas dispersas desde la
exposición de 1948, se creó un Museo de Salón en el Palacio de
Fernán Núñez (actual sede de la Fundación de los Ferrocarriles
Españoles) y allí se ubicaron maquetas, grabados y objetos
pequeños. El Museo quedó dividido en cuatro salas y se abrió al
público en 1967 como primer Museo Ferroviario de España, a la
espera de que, como escribía su director Francisco Wais ese
mismo año, en el número de mayo de la revista Vía Libre, “algún
día se solemnice la creación de un gran Museo del Ferrocarril
que la Renfe ha tomado de su cuenta”.
En 29 de abril de 1980, Renfe y el Ministerio de Cultura
firmaron un acuerdo por el que este último, tras ser incoado un
expediente para la declaración de Monumento Histórico Artístico
a la estación de Delicias, se encargaba de subvencionar las
obras de restauración del edificio, a fin de que fueran
instalados los Museos del Ferrocarril y el Nacional de la
Ciencia y la Tecnología.
A partir de esa fecha se van trasladando a Delicias todo el
material rodante que durante años se había ido recuperando, y
que había sido ubicado momentáneamente en la estación de
Príncipe Pío mientras esta última estaba en obras. En 1982, a
través de la circular nº 481 de Renfe, se crea el órgano rector
del Museo, el Consejo de Patronato, que se encargará de “ofrecer
a la colectividad la dimensión histórica de la realidad
ferroviaria, evolución del ferrocarril y del hecho cultural
ferroviario, incidencia social y económica de la relación del
hombre y el transporte a través del tiempo”.
Siguiendo estas directrices, comienza la actividad del por
entonces denominado Museo Nacional Ferroviario, abriéndose al
público el 19 de diciembre de 1984. La gestión y custodia de la
colección del Museo es heredada por la Fundación de los
Ferrocarriles Españoles, tras su constitución en febrero de
1985.
El Museo del Ferrocarril de Madrid forma parte de la Red de
Museos de España, estando adscrito al Ministerio de Fomento,
desde la publicación del Real Decreto 1305/2009, por el que se
creó dicha Red.