Estaciones de juguete Caffarel y Chiquilín
Piezas: Estación de Miramar y Estación de Bilbao
Datación: Décadas de 1930-1940
Fabricantes: Juguetes Caffarel (Barcelona) y Juguetes Chiquilín (San Sebastián)
Materia: Madera
Escala: 0
Nºs IG: 07868 y 07870
La aparición del tren de juguete coincidió con la del propio ferrocarril. Junto a las locomotoras, coches de viajeros y vagones de mercancías, se construyeron todo tipo de elementos que completaban la escena ferroviaria, destacando las estaciones y apeaderos como puntos de inicio y final del viaje.
Hasta la generalización de la hojalata como material constructivo, y posteriormente del plástico, muchos de los juguetes se fabricaron con materiales tan comunes como la arcilla, la madera o el cartón. Cuando comenzaron a fabricarse en serie, aunque con procesos aún muy artesanales, la madera fue el material predominante, puesto que no necesita de complejas máquinas para su manipulación y permite ser torneada.
Este fue el material utilizado por artesanos como Augusto Caffarel, domiciliado en la calle Arcos de Colominas, nº 1 de Barcelona, que fabricaba estaciones, casas, señales, pasos a nivel y accesorios de madera que, a menudo, se confunden con los productos de Manamo. De manera análoga, en la ciudad de San Sebastián se instala en el callejón de Arroca, nº 2, la fábrica de Juguetes Chiquilín, una pequeña industria familiar con especialidad en casas de muñecas, aulas de colegios en miniatura o pequeños muebles, además de las estaciones de ferrocarril.
La estética de estos primeros edificios se caracteriza por su sencillez. Se simplificaban algunos de sus elementos y se destacaban otros característicos de este tipo de construcciones, como el reloj o la campana de andén. En cuanto a su complejidad, para adaptarse a todo tipo de bolsillos y de circuitos ferroviarios de juguete, las estaciones podían ser más o menos sofisticadas incluyendo otras construcciones típicas de las mismas, como el edificio de retretes, los depósitos de agua o las taquillas de venta de billetes. Incluso, en algunos casos, tenían una bombilla interior para iluminar las ventanas realizadas en papel vegetal.
En noviembre de 2021, Eduardo González Ercoreca donó al Museo del Ferrocarril de Madrid más de sesenta piezas de juguete de distintas marcas y fabricantes, que pertenecieron a su padre, Eduardo González Biurrun. Entre las mismas, además de los edificios de viajeros fabricados por las firmas españolas Juguetes Caffarel y Juguetes Chiquilín, destacan el material rodante, accesorios y vías de la firma americana Lionel LLC.
Los alumnos de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Comunidad de Madrid, tutorizados por la docente Amaya de la Hoz Herranz, llevaron a cabo durante el mes de julio de 2023 la restauración de los edificios donados. El tratamiento realizado consistió en la limpieza y consolidación de la capa de policromía, adhesión de elementos, reintegración de materia, sellado de fisuras, y finalmente la reintegración cromática y aplicación de una capa protectora.