A la nieve en tren. Navacerrada. A la nieve en tren La Molina.
A la nieve en tren. Navacerrada. A la nieve en tren La Molina. Invierno 1959-60; 1961-1962. —Madrid:Imprenta Central de Ferrocarriles, 1959-1962. —4 folletos : il.col. ; 7x17 cm. BF-MFM (Biblioteca Ferroviaria. Museo del Ferrocarril de Madrid). Signatura : FOL 01-041 / FOL 01-42 / FOL 01-49 / FOL 01-50
En el año 1961 un esquiador tardaba dos horas en desplazarse en tren hasta el Puerto de Navacerrada, por su parte otro esquiador con destino hasta la estación de La Molina tenía cuatro horas y media de trayecto. Estos datos se obtienen de la consulta de una interesante colección de folletos-horario que conserva la Biblioteca Ferroviaria. Los folletos que describimos abarcan las temporadas de esquí desde 1957 hasta 1962 y tienen el valor añadido de comprender entre sus paradas dos estaciones de tren que al estar ubicadas en puertos de montaña, contribuyeron al nacimiento y expansión de sendas estaciones de esquí.
Uno de ellos contiene el itinerario que va de Madrid-Príncipe Pío al Puerto de Navacerrada, mientras que el segundo se refiere al de Barcelona-Vilanova hasta Puigcerda, línea esta última que tiene parada en La Molina, próxima a una conocida estación de esquí.
Todos los folletos contienen en el dorso, junto a la publicidad de la época, ilustraciones alusivas al mundo del esquí, evidenciando de forma diacrónica la evolución estilística del diseño gráfico. Así, podemos observar como a lo largo de los años mejora la calidad de las ilustraciones, a la vez que aumenta la fidelidad de la representación, si no del paisaje si al menos del material ferroviario representado.
La práctica del esquí se inició en la primera década del siglo XX de la mano de grupos y clubes de excursionismo y de montaña. El impulso definitivo vino proporcionado en ambas zonas de esquí con la llegada del ferrocarril.
La estación de tren de La Molina quedó inaugurada en 1922 al ponerse en comunicación el Ripollés con la Cerdaña a través del túnel de Tossas. En cuanto al ferrocarril de vía estrecha que sube al Puerto de Navacerrada, inaugurado en 1923, se debe precisamente a un grupo de esquiadores del Club Alpino Español que, viendo las posibilidades de “desarrollo” que ofrecía el nuevo deporte, crearon una sociedad para costear y construir el Tren Eléctrico del Guadarrama, que a su vez fue el germen de la estación de esquí de Navacerrada.
En ambos casos el ferrocarril, tendría un papel fundamental en la definitiva consolidación y popularización de los deportes de invierno, pues sobre una estación gravitó la afición Barcelonesa y sobre la otra la madrileña. Ya entonces el Anuario del Club Alpino Español, refiriéndose al ferrocarril del Guadarrama, publicó lo siguiente: “este tren eléctrico convertirá la sierra en un lugar vulgar e insoportable, ya que llegarán enseguida masas de curiosos con botas de vino y pronunciando palabras soeces, arrebatando el encanto a estos lugares”. Estas palabras a pesar de su elitismo, poseían algo de premonitorio, pero sin embargo se equivocaban respecto a los efectos perniciosos que iba a tener el ferrocarril ya que, actualmente, se ha convertido en un símbolo de la mejor forma de acercarse a nuestras montañas, siendo el vehículo privado el verdadero responsable de su masificación. El ferrocarril, imprescindible en la génesis del esquí en España, quedó desbordado por el éxito del mismo deporte que ayudó a crear.