“No todos los españoles, por lo que en muchas
ocasiones he oído y observado, tienen una idea esacta [sic]
de la forma material de los caminos de hierro. Consisten en
dos barras prominentes de aquel metal colocadas sobre
terreno en líneas paralelas.
Estos carruajes se dividen en tres clases, más o menos
cómodos y de más o menos precio á saber: diligencias ó
berlinas, de cabida de unos 26 ó 28 asientos, bien mullidos
y forrados, divididos en tres departamentos perfectamente
distribuidos por medio de puertecillas: estas localidades
son las primeras y más caras: coches o char-á banc, de un
solo departamento y de cabida de 30 personas; estos son los
segundos en comodidad y precio: y Waggons, ó carruages,
abiertos para las gentes de menos fortuna y para las
mercancías. También hay una cuarta clase para trasportar
animales, y no es raro ver marchar sin moverse y andar sin
menearse 30 ó 40 leguas un caballo, tres ó cuatro cerdos, ó
un par de vacas, muy serias en su furgón.
…y los viajeros entran a esperar y descansar hasta el punto
de la partida en la casa de la Estación, donde suele haber
tres “salles d’attente” (salas de esperar), una para los
viajeros de berlina, otra para los de char-á-banc y otra
para los de waggon."
En el verano de 1840 Modesto Lafuente hizo un viaje por
Europa, deteniéndose en especial en Francia y Bélgica, las
experiencias de estos viajes fueron plasmadas en los dos
volúmenes del Viaje de Fray Gerundio. En estas fechas
algunos países europeos ya contaban con sus primeras líneas
de ferrocarril y Lafuente impresionado por ellos describe
detalladamente su funcionamiento y los tipos de coches y
vagones que se utilizaban. Eran los primeros coches de
madera a los que se accedía desde los laterales, disponían
de un estribo longitudinal por el que el interventor podía
recorrer toda la composición. Como en este Coche de viajeros
C 16 del Ferrocarril de Lorca-Baza-Águilas que se conserva
en el Museo del Ferrocarril de Madrid..
Coche de viajeros C 16 del Ferrocarril de Lorca-Baza-Águilas
S
u padre fue un "médico de
espuela" (médico itinerante que debe servir a un grupo de
pequeños pueblos dispersos) natural del municipio palentino
de Olea de Boedo y su madre era de Bilbao; Pérez Garzón ha
sugerido que el padre fue afrancesado. Siguiendo los pasos
de su hermano Manuel, que era sacerdote, cuando cumplió
catorce años (1819) ingresó en el seminario de León y se le
dio la tonsura en 1820, cuando empezaba el Trienio Liberal;
prosiguió en el seminario de Astorga y salió libre de las
juntas de depuración de 1824 como no opuesto al absolutismo;
estudió teología y leyes en la Universidad de Valladolid
mientras su familia, a causa de los cambios de destino del
padre médico, iba de un lugar a otro por Castilla la Vieja.
Pero en 1828 se cerraron las universidades. El historiador
de la prensa Marcelino Tobajas sugiere que por entonces
ingresó en la Masonería, aunque no está claro. En 1831 se le
nombra bibliotecario y poco después catedrático de Filosofía
del seminario de Astorga.
A la muerte del rey Fernando VII en 1833 Lafuente duda en
ordenarse sacerdote definitivamente y, por fin, renuncia, se
decide por el bando liberal y muda la carrera eclesiástica
por la política; sus superiores del seminario lo tenían ya
por isabelino y liberal al menos desde 1836 en León. Se le
dio el cargo de secretario de la junta diocesana y allí
asistió a las consecuencias de la Desamortización de
Mendizábal, de la que siempre renegará en el Fray Gerundio
porque fue negativa para el clero y no mejoró la economía
del país. De hecho, este famoso personaje, creado por él,
era un fraile exclaustrado por la desamortización.
Liberal progresista, fundó en León el periódico Fray
Gerundio (1837), de estilo satírico, que prosiguió luego en
Madrid hasta 1849 con una interrupción entre 1843 y 1848.
Desde él difundió las ideas de libertad y progreso material
y moral. Gozó de enorme fama en toda España, especialmente
por sus «Capilladas» satíricas sobre costumbres y problemas
y personajes políticos, en forma de diálogos cómicos de Fray
Gerundio (cuyo nombre tomó de la famosa novela satírica del
padre José Francisco de Isla) y el lego Pelegrín Tirabeque.
Recogió estos artículos en Colección de capilladas y
disciplinazos (1837–1840) y Teatro social del siglo XIX
(1846); pero la colección original abarca quince volúmenes
en la primera serie (1837-1840 y enero-junio de 1842) y
otros dos en la segunda (desde el 5 de junio de 1843 a enero
de 1844). El tremendo éxito de sus cervantinos personajes
fue verdaderamente insólito para la época y reportó grandes
beneficios económicos al autor.
No hay que hablar de costumbrismo propiamente dicho en esta
obra, porque la visión que trasluce el conjunto es política
y, como el propio autor define, social. En este sentido,
Baroja afirmaba que "se puede considerar a Modesto Lafuente
como un pionero de la Sociología o, si se quiere (y sin
apartarse del empleo de un barbarismo como el que supone la
composición de vocablos mixtos de griego y de latín) de la
Sociografía".
En septiembre de 1837 fue nombrado oficial primero del
gobierno civil, cuando ya sus escritos empezaban a
granjearle fama; sin embargo, no quiso asignar una ideología
determinada al Fray Gerundio, a pesar de su notorio
liberalismo. Para dicho nombramiento fue recomendado al
ministro de Gobernación por los diputados de la provincia de
León Juan Antonio del Corral y de Mier (bisabuelo del
matemático José del Corral y Herrero), Luis de Sosa y
Pascual Fernández.
Sus modelos declarados como satírico son Juvenal y
Cervantes, pero niega ser seguidor de Larra. En 1838 conoció
al gran editor Francisco de Paula Mellado, propietario del
periódico La Estafeta, quien le propuso editar el Fray
Gerundio en Madrid, lo que en efecto hizo. Aunque obtuvo la
amistad del general Francisco Linage (1795-1847), brazo
derecho de Baldomero Espartero, y se carteó con él a fin de
obtener información sobre Isabel II, polemizó y obtuvo la
inquina del general Prim, a quien había bautizado como
Pringue en su periódico. En verano de 1840 hizo un viaje por
Europa, deteniéndose en especial en Francia y Bélgica. En
mayo de 1843 se casó con la hermana de su editor, la
granadina María Concepción Mellado, quien en ese momento
contaba veinticinco años; por entonces su trabajo como
escritor le había dado un capital de un millón y medio de
reales, una cifra nada despreciable en esa época. En 1850
edita el primer tomo de su Historia general de España, tarea
en que estará absorto hasta 1866 y le valdrá ser nombrado
miembro de la Real Academia de la Historia desde 1853,
pronunciando un discurso de ingreso sobre Fundaciones y
vicisitudes del Califato de Córdoba, causas y consecuencias
de su caída.
La evolución de Lafuente lo llevó desde el liberalismo a una
postura más conservadora y moderada. Desde 1854 trabajó a
favor de Leopoldo O'Donnell y la Unión Liberal, pues "ya no
creía en los extremos" y participó durante el Bienio
Progresista en la redacción de una nueva Constitución
española. En 1856 fue nombrado director de la recién creada
Escuela Superior de Diplomática y figuró como integrante de
la Junta Superior de Archivos y Bibliotecas. En 1865 se le
hizo miembro del Consejo de Estado. Murió en el año 1866
dejando tres hijos y, aunque fue enterrado en Madrid, en
1971 sus restos fueron trasladados al panteón familiar en la
localidad de Mayorga de Campos (Valladolid).
Condecorado con
la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, fue miembro
de la Real Academia de la Historia. En la Real Academia
Española puede verse uno de los pocos retratos que de él se
conservan.
Aparte de por su celebérrimo periódico, Modesto Lafuente es
recordado por su monumental Historia General de España
(1850–1867) en seis tomos y treinta volúmenes. La obra fue
consecuencia de la lectura por el autor de la Histoire
d'Espagne (París, 1839) de Charles Romey en nueve tomos;
sintiéndose descontento de que no hubiese una obra de
conjunto sobre su país desde la época ya remota de Juan de
Mariana, e incitado seguramente por el editor Francisco de
Paula Mellado, decidió escribir y publicar una nueva
compuesta por un español. Una segunda edición (13 volúmenes)
se publicó entre 1874 y 1875. Más tarde se imprimió una
revisión de Juan Valera que continuó hasta la muerte de
Alfonso XII en 25 vols. (1887-1890) con la colaboración
además de Andrés Borrego y Antonio Pirala. Una última
edición ampliada hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII
por José Coroleu y Gabriel Maura y Gamazo se hizo en
Barcelona: Montaner y Simón, 1930.
Se considera a esta una obra paradigmática de la
historiografía liberal española del ochocientos, ya que
llevó a cabo la primera historia de una España concebida
como nación unitaria desde tiempos inmemoriales y supuso la
superación definitiva de la antigua historia de Juan de
Mariana de 1600 y, por su gran difusión, contribuyó
activamente a crear la conciencia nacional española. Ofrece
una visión de la historia de España providencialista, unida
y cristiana desde sus orígenes, apoyada siempre por la
Providencia:
Por fortuna hay otro principio más alto, más noble, más
consolador a que recurrir para explicar la marcha general de
las sociedades: la Providencia, que, algunos, no pudiendo
comprenderla, han confundido con el fatalismo.
En consecuencia, Modesto Lafuente es considerado paradigma
oficial de la historiografía española del siglo XIX. Otras
obras suyas son Viaje de Fray Gerundio por Francia, Bélgica,
Holanda y orillas del Rin (1842), con interesantes noticias
de viaje, el ya citado Teatro social del siglo XIX (1846),
de sesgo costumbrista y satírico; Viaje aerostático (1847),
sátira política sobre Europa, y La cuestión religiosa
(1855), defensa de la unidad católica española.
Lafuente fue el introductor del término "Reconquista" para
referirse al período histórico desarrollado en la península
ibérica entre la conquista omeya de Hispania en 711 y la
caída del Reino nazarí de Granada ante los reinos cristianos
en expansión en 1492.
Fuente: Wikipedia.
Más información en:
Real Academia de la Hitoria
Wikiquote
Clásicos de Historia