Bernardo Cobo Catena
Maestro jubilado de la Comunidad de Madrid. Último destino: IES Salvador Allende de Fuenlabrada, Madrid
las cinco menos cuarto D.
Francisco buscaba en el andén del Norte a su primo para
darle un cariñoso adiós y media docena de abrazos muy
fuertes.
«Allí están, en aquel coche reservado —le dijo Felipe, a
quien encontró con una cesta, una sombrerera y varias otras
cosillas propias de viaje».
El están sorprendió un poco al insigne Thiers; pero Agustín
no le dio tiempo a discurrir mucho sobre aquel extraño
plural.
«Mira a quién me llevo conmigo» —le dijo, señalando al fondo
del coche.
[…]
« ¿Qué tal, hija, estás mejor? ¿Vas bien?... Cuida de
abrigarte, porque aún no estás fuerte del todo. En el puerto
hay mucha nieve. Por Dios, Agustín, que se abrigue bien. Y
tú, ten cuidado, que tampoco estás muy bueno que digamos.
Creo que os pondrán caloríferos... Amparito, que te tapes
bien, hija».
[…]
Después los dos primos hablaron un poco, sin que nadie se
enterase de lo que dijeron. Amparito, en el opuesto ángulo
del coche, atendía a las maniobras de la estación, y
observaba sin chistar los viajeros que afanados corrían a
buscar puesto, los vendedores de refrescos, de libros y
periódicos, las carretillas que trasportaban equipajes, y el
ir y venir presuroso del jefe y los empleados. Deseaba que
el tren echase a correr pronto. La inmensa dicha que sentía
parecíale una felicidad provisional, mientras la máquina
estuviera parada.
«Adiós... adiós... que os divirtáis mucho... que escribas,
Agustín... Cierra, cierra la puertezuela... Y no os estéis
mucho por allá... Adiós... buen viaje. Cuidado cómo dejas de
escribir. Estaremos con muchísima pena mientras no sepamos...
Adiós, adiós».
Un tren que parte es la cosa del mundo más semejante a un
libro que se acaba. Cuando los trenes vuelvan, abríos,
páginas nuevas.
TORMENTO
(Edición del texto a cargo de Teresa Barjau y Joaquim
Parellada. Editorial Austral [Grupo Planeta], Barcelona,
2020, págs. 350-351)
Obra completa disponible en http://www.cervantesvirtual.com