Rosina Rodríguez Vieito
Licenciada en Filosofía, Historia y doctora en Historia. Profesora de la UNED
l día siguiente, León despedía en el embarcadero del
Norte al marqués y a Gustavo que iban en el mismo tren, pero
en coche distinto, en compañía distinta, aunque ambos con
billetes de favor, debido a la amistad con los consejeros de
Administración.
—No he podido prescindir de este viaje —le dijo Gustavo,
tomándole del brazo y llevándole a dar un paseo por la parte
del andén donde había menos gente—. Si algo ocurriese en
casa, me pones inmediatamente un parte telegráfico... ¿Ves?
Ahí está ya esa mujer: me lo figuré desde que vi a papá
preparando su viaje. ¿La ves?
— ¿Quién?
—La Paca..., la Paquira... ésa.
Entre la compacta muchedumbre, sobre la cual parecían
sobrenadar cantidad de sombrerillos empenachados de rústicas
flores contrahechas, de plumajes sutiles y de velos verdosos
y azules como jirones de nubes que empañaban las caras, León
vio una muchacha de gracioso rostro y elegante figura, que
disputaba con el vigilante por dos asientos de berlina.
—Allá está papá con dos de sus amigos que salen también... Y
yo pregunto: ¿Adónde conduce esta absurda ligereza de un
hombre que debía considerar su edad, sus deberes, el estado
de nuestra casa, su posición social?... El afán de ser
siempre joven mata a la sociedad presente... Si tú no sales,
acompaña a mamá y a Luis todo lo que puedas. Mamá está muy
afectada: esta desgracia ha sido para ella como un aviso del
Cielo, como una advertencia para que deje de ver en la vida
una sucesión perpetua de goces. ¿Será provechosa la lección?
Me temo que no. Su corazón es bueno; pero su carácter está
lleno de debilidad. Me indigna el ver cómo la enternece el
pillete de Leopoldo para sacarle dinero. Mamá es así: todo
el que pide para divertirse la encuentra propicia... Pero el
tren se va... Papá no ha entrado en el departamento donde va
la Paca; pero está en el inmediato con sus amigos. Al menos,
que evite el escándalo... Yo me entro en este salón. Nos
hemos reunido varios amigos del marqués de San Salomó, que
ha tenido la bondad de invitarme. Adiós. Que me escribas,
que me pongas un parte si ocurre algo. Arcachón, Hotel
Brisset... Más tarde, en París, poste restante.
LA FAMILIA DE LEÓN ROCH
(Alianza Editorial S. A., Madrid, 2004, págs.125-126)
Obra completa disponible en http://www.cervantesvirtual.com