Pieza destacada: tarifas para el transporte fúnebre
- Tenían fijado un precio por ataúd y por kilómetro de recorrido, y había tarifas reducidas para el transporte de difuntos ferroviarios y sus familiares
Ya en el siglo XIX, el sector funerario advirtió las ventajas y prestaciones que ofrecía el transporte ferroviario para su actividad comercial. La amplia documentación que alberga el Archivo Histórico Ferroviario recoge los requisitos y garantías sanitarias exigidas en las disposiciones legislativas vigentes y los tipos de tarifas aplicables para este tipo de transporte, que tenían fijado un precio por ataúd y por kilómetro de recorrido. Inicialmente y de modo general, las expediciones se realizaban con furgones ordinarios que las compañías ferroviarias utilizaban para artículos o géneros de mercancías y que, según fueran a “gran velocidad” iban acoplados en composiciones de trenes de viajeros, o a “pequeña velocidad” en trenes de mercancías.
Tarifas para el transporte de difuntos ferroviarios
Existe, además, información sobre la reducción de las tarifas aplicadas al transporte de difuntos ferroviarios o familiares de éstos, así como del traslado de los restos mortales de hombres célebres para su inhumación o reinhumación. Tal es el caso de los restos del científico, marino y militar, Isaac Peral, desde Madrid a Cartagena en 1911; o del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, que fue trasladado de Madrid a Sevilla en 1913.
Asimismo, destaca en el expediente la oferta presentada por Mariano de Guezala y Ugarte a la Compañía MZA, exponiendo los beneficios y utilidad de su “wagón fúnebre”, patentado en 1893. El doctor José Armesto Rivas también presentó su invención, patentada en 1911, sobre el “vagón ferroviario aseptizable para transporte de cadáveres y restos humanos”, con planos donde se explicaban las mejores garantías higiénicas de que disponían estos vagones.