El Tren de la Fresa, con vapor y carbón
Montar en el Tren de la Fresa no es hacer cualquier cosa. Es viajar al pasado. Es conectar de nuevo con ritmos de antaño, en los que la prisa cedía su sitio al encanto del descubrimiento de lo que ocurre a cada instante. Es poder dedicar tiempo a contemplar con calma el paisaje a través de la ventanilla, mientras se siente cómo el poder del vapor te lleva, te mece, desde un escenario de la historia a otro. Es poder constatar que si bien la tecnología ha aportado muchos gratos progresos al ser humano, resulta una delicia saber que el olor del carbón que da empuje a la locomotora, que la hace respirar con energía, nos recuerda que hay otras sensaciones que no podemos perder.
Este año, y dentro de la campaña de otoño del Tren de la Fresa, el Museo del Ferrocarril ofrece la posibilidad de realizar el recorrido gracias al impulso de una locomotora de vapor alimentada con carbón, que remolca coches de buena madera de los años veinte del siglo pasado, recreando un ambiente acogedor que realmente hace al viajero sentirse transportado al pasado.
El Tren de la Fresa será remolcado por la locomotora 140-2054, una hermosa máquina de 16 metros de largo fabricada en Bilbao en 1928 por la compañía Babcock & Wilcox, que se utilizó en trenes de mercancías de las líneas Guadix-Almendricos y Linares-Almería. La locomotora, que tuvo un papel en películas como Indiana Jones y la última cruzada o Doctor Zhivago, es ahora la protagonista de un viaje que rememora los que se realizaban por la segunda línea ferroviaria de la Península, inaugurada en 1851 entre Madrid y Aranjuez.
En la Exposición Universal de Shanghai 2010, el Tren de la Fresa está presente en el stand de ICOM (Consejo Internacional de Museos).