Pieza destacada: Carabina Destroyer de Guarda Jurado de Renfe

  • Conocidos como “escopeteros”, a estos ferroviarios se le podía ver habitualmente viajando por parejas en los trenes con su uniforme reglamentario de color gris azulado, guerrera con hombreras, pantalón largo sin vuelta y una gorra de plato del mismo género

Pieza destacada: Carabina Destroyer de Guarda Jurado de Renfe

Pieza destacada: Carabina Destroyer de Guarda Jurado de Renfe

06/02/2016

La Ley sobre Policía de Ferrocarriles de 23 de noviembre de 1877, regularía la figura del guarda escopetero o guarda jurado de las antiguas compañías del ferrocarril, desarrollando reglamentos específicos para que estos agentes –incluidos en plantilla– vigilaran los delitos y las faltas contra la seguridad y conservación de las vías férreas.

Con la creación de Renfe en 1941, estos guardas jurados dieron paso al Cuerpo de Guardería Jurada de la nueva empresa, que a partir de la Circular de la Dirección General número 276, de 1 de marzo de 1963, quedaría adscrito administrativa y funcionalmente a la Comisaría de Información y Relaciones Públicas de Renfe.

Vigilancia privada de Renfe

Este Cuerpo constituía un servicio de vigilancia privada de Renfe y para ello disponía de un arma de este tipo, una carabina Destroyer de calibre 9 milímetros Bergmann (largo), ligera, manejable, con poco retroceso y relativamente precisa; una carabina de repetición de acción de cerrojo, modificada del sistema Máuser, con cargador extraíble (esta carabina llegó sin su cargador). La culata es de madera y el arma tiene una longitud total de 1.000 milímetros, 544 milímetros de cañón y un peso de 2.790 gramos. Cuenta con un alza de dos posiciones, una con mira abierta de combate en forma de V para disparos a 25-50 metros y otra ajustable para disparos de 100 a 700 metros, –ambas forman un mismo conjunto, abatiendo una se utiliza la otra– y con un punto de mira ajustable en lateralidad.

Mantener el orden

La misión de los guardas jurados era la de evitar daños, menoscabos o atentados contra las vías, estaciones, vehículos, mercancías, instalaciones fijas y dependencias de la empresa, y mantener el orden dentro de sus recintos, quedando excluidas las dependencias o recintos cerrados de las estaciones, o que dispusieran de guarda propio, como ocurría en los muelles, almacenes, talleres, depósitos, vagones durante la carga y descarga, etc.. El guarda jurado tenía la consideración, en el ejercicio de sus funciones, de agente de la autoridad, por disposición de legal, actuando siempre en estrecha colaboración con el cuerpo de la Guardia Civil. Si bien, para ser investido del carácter de autoridad debía prestar juramento y obtener la correspondiente credencial de la Dirección General de Seguridad del Estado.

Uniforme reglamentario

Coloquialmente conocidos como “escopeteros”, a estos ferroviarios se le podía ver habitualmente viajando por parejas en los trenes con su uniforme reglamentario de color gris azulado, guerrera con hombreras, pantalón largo sin vuelta y una gorra de plato del mismo género. Completaba su uniforme el correaje con una placa de metal dorado y la inscripción: “Cuerpo de Guardería Jurada - Renfe”. Su misión de vigilancia la podían ejecutar con el auxilio de perros policía, para ello existía una Perrera Central en Madrid, que tenía como finalidad su cría y educación.

Esta carabina fue donada al Museo en 1995 por EMFESA (empresa dedicada a la enajenación de material ferroviario y actual filial de Adif), aportando el certificado de inutilización de armas firmado en junio de 1979 por la Dirección General de la Guardia Civil.

 

Accede a la ficha completa >>