Pieza destacada: juguete “Tren del Centenario”
- Fabricado manualmente por el artesano hojalatero Ribas, en Barcelona, es una representación de la réplica a tamaño real que Renfe encargó fabricar para conmemorar el primer tren de servicio público peninsular, y que hizo su viaje inaugural el 28 de octubre de 1848 entre Barcelona y Mataró
En el Museo del Ferrocarril de Madrid, se conserva una interesante colección de juguetes ferroviarios, entre los que destaca un fantástico tren fabricado manualmente por el artesano hojalatero Ribas, cuya firma estuvo ubicada en la calle de Amílcar, 129-133 de Barcelona hasta los años cincuenta.
El juguete, en general, siempre ha estado vinculado a los cambios sociales y tecnológicos de la época de su fabricación. A finales del siglo XIX, con el auge del ferrocarril y el desarrollo de la industria juguetera en países como Alemania e Inglaterra, aparecieron los primeros trenes de juguete. Inspirados en los trenes reales de la época, estos juguetes conquistaron tanto a niños como a adultos.
Firmas jugueteras
En España los centros de producción juguetera se concentraron en Cataluña y Levante. En torno al popular barrio barcelonés de Gràcia, se agruparon los fabricantes catalanes conocidos como “Els llauners de Gracia”, por la producción del juguete de hojalata, material cada vez más utilizado a finales de siglo. En el pueblo alicantino de Ibi, la familia Payá, trabajó también la hojalata, forjando una de las fábricas españolas más importantes del sector. Otras destacadas firmas jugueteras como Rico, Josfel, Electrotrén, etc. compartieron escaparates en la primera mitad del siglo XX. Por otro lado, pequeñas producciones de gran calidad, realizadas por artesanos jugueteros quedaron eclipsadas y pasaron casi desapercibidos; es el caso de Mezquida, Sabaté, García, Massip, Pons o Ribas, éste último autor del tren de juguete aquí presentado.
Realismo y detalle
Este juguete, del año 1948, denominado “Tren del Centenario”, es una representación de la réplica a tamaño real que Renfe encargó fabricar para conmemorar el primer tren de servicio público peninsular, y que hizo su viaje inaugural el 28 de octubre de 1848 entre Barcelona y Mataró. Dicho tren a tamaño real se conserva totalmente operativo en el Museo del Ferrocarril de Cataluña.
El juguete, de factura impecable, está diseñado con total realismo y detalle. Es un tren de impulso manual, que no tiene nada que ver con otros juguetes contemporáneos de resorte o con los eléctricos que en esa época ya estaban haciendo las delicias de los más caprichosos. Realizado en escala 1:45, está compuesto por la locomotora “Mataró” de rodaje 1-1-1, pintada en color verde, fabricada en latón y madera en el testero. El zinc es utilizado para el ténder, pintado en el mismo color verde y, este mismo material para los tres coches o "carrozas". El de 1ª clase, pintado en rojo-negro; el de 2ª clase, en amarillo-negro; y el de 3ª clase, en marrón-negro, éste último con las puertas de acceso practicables, en cuyo interior se pueden ver los asientos.
Donado por Gustavo Reder
Se desconoce el número de producción de este juguete, pero dadas sus características debieron realizarse muy pocos ejemplares, por lo que es un juguete muy cotizado en el mercado del coleccionismo. En la corta producción de Ribas, destaca además su locomotora de vapor 1700, así como el juego de tres vagones plataformas de transporte militar, formado por un foco antiaéreo, un jeep y un cañón.
Este juguete fue donado en 1967 por Gustavo Reder, ingeniero industrial y gran coleccionista de trenes en miniatura, para formar parte del Museo del Ferrocarril, entonces ubicado en la calle San Cosme y San Damián.