a exposición conmemorativa
“CAF, un siglo al servicio del ferrocarril”, inaugurada el 13 de
septiembre de 2017 en el Museo del Ferrocarril de Madrid, ha
sido organizada por la asociación cultural Lemniskata de Beasain
(Guipúzcoa), con la colaboración de Euskotren y el patrocinio de
CAF, y comisariada por el director del Museo Vasco del
Ferrocarril, Juanjo Olaizola. Tras recorrer previamente varias
ciudades vascas (Beasain, Lazkao, Ordizia, Azpeitia), la
exposición llega al Museo del Ferrocarril de Madrid donde estará
hasta el próximo 7 de enero de 2018, para posteriormente
trasladarse al Museo del Ferrocarril de Gijón.
La muestra consta de 15 paneles en los que a través de 130
imágenes fotográficas históricas se refleja la evolución de la
firma vasca, desde sus orígenes en 1860 hasta la constitución de
la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) en 1917. También
ofrece una visión del devenir de la empresa ferroviaria, que
parte de los primitivos vagones de madera hasta llegar a sus más
modernos trenes de alta velocidad. La exposición se completa con
documentación y numerosas piezas de modelismo de los vehículos
ferroviarios más significativos fabricados por CAF, de la
colección del Museo del Ferrocarril de Madrid.
Además, con motivo de la inauguración de la muestra, el historiador Juanjo Olaizola presenta su libro conmemorativo que lleva por título el mismo que el de la exposición. Esta obra editada por Maquetren y publicada en 2017, recoge los antecedentes de la empresa y el siglo de historia de la centenaria compañía, y sirvió de fuente de inspiración para la exposición.
CAF, una empresa centenaria
En 1917, tres empresarios afincados en Madrid, Luis Urquijo
Ussía, Valentín Ruiz Senén y Santiago Innerarity Cifuentes,
junto al comisionista Ángel Gascue Minondo, constituyeron la
Compañía Auxiliar de Ferrocarriles, más conocida como CAF, que
tenía como objetivo la «construcción, compra, venta, alquiler de
vagones y de cuantos elementos puedan servir para los
transportes, para la explotación de caminos de hierro y tranvías,
y aportar al tráfico nacional, material ferroviario».
La empresa guipuzcoana CAF, pudo consolidar su posición
financiera en poco tiempo gracias al proteccionismo que otorgó
el gobierno español a la industria ferroviaria, por lo que en
1925 adquirió la plena propiedad de los talleres de Beasain.
Debido a la capacidad de esas instalaciones, la empresa se
convirtió en el principal constructor de vagones del país,
suministró vehículos completos y toda clase de accesorios a la
mayoría de compañías concesionarias españolas y a otras
sociedades constructoras de material móvil. Pero la crisis de
1929 redujo la carga de trabajo de los talleres de Beasain, por
lo que la producción se diversificó hacia otros sectores como la
maquinaria agrícola, carretillas elevadoras o autobuses. Con la
guerra civil la factoría se militarizó y produjo material bélico.
Acabada la contienda, retomó su actividad de construcción de
material móvil ferroviario. Constituida RENFE en 1941, esta
empresa estatal se convirtió en el principal cliente de CAF,
igualmente Metro de Madrid adquirió material de la empresa vasca.
En la década de 1960, CAF se consolidó como constructor de
material motor, y en 1971 absorbió la firma zaragozana Material
Móvil y Construcciones, de la que tomó el término
“Construcciones” para sustituirlo por la palabra “Compañía” sin
alterar sus siglas.
Actualmente, los trenes, tranvías y metros que construye CAF son
cada día más complejos y sofisticados, contribuyen a facilitar
la movilidad sostenible en los cinco continentes y nada tienen
que ver con los trenes y modestos vagones que fabricaba hace un
siglo en sus centenarios talleres de Beasain. Fruto de esta
vocación internacional de la firma vasca es la creación de
nuevas fábricas en Estados Unidos, México, Brasil y Francia.